Olga cumple 50 años en la UDEP: “En este tiempo, se convirtió en mi segunda casa y tras 50 años de servicio, me llena de dicha seguir siendo parte de esta gran familia”.
Por Koko Zavala. 17 junio, 2020.Olga Gutiérrez Durand ingresó a la Universidad de Piura el 17 de junio de 1970, exactamente hace 50 años. Recuerda el día, como si fuera ayer: “Cuando llegué a la Universidad de Piura tuve como primer encargo ser secretaria de Biblioteca. Desde entonces, la universidad marcó mi vida personal y profesional. Con satisfacción, compruebo lo enriquecedor que ha sido adquirir nuevos conocimientos, responsabilidades y exigencia personal para responder a las tareas encomendadas”.
El trabajo desplegado por Olguita, como cariñosamente la conocen sus amigos en la UDEP, habla del tipo de mujer que es: con la mira puesta en los buenos resultados y la obsesión de dar siempre la mejor versión de sí misma. “Como en todo trabajo, hubo algunos bemoles o temporales, que con la madurez adquirida he sabido capear, siempre con la ayuda de la Gringa”, dice, refiriéndose a la Virgen María.
Olguita ama la música. Varios escenarios de la ciudad, así como las diversas veladas y actuaciones de antaño en nuestro campus, han visto cómo su menuda figura se agiganta al cantar con un timbre claro y brillante, propio de un cantante profesional.
Una vida en la UDEP
Olga tenía 18 años cuando llegó a la UDEP. Inició con sus mentores Cecilia Rey Elmore y el ingeniero Miguel Samper Oliva. Desde entonces, ha ido cultivando su relación familiar, que la hacen decir: “me llena de dicha seguir siendo parte de esta gran familia”.
Ella muestra una imagen adusta, asumida cuando era la celosa guardiana de las prácticas que se imprimían en esténcil; pero, en el fondo, dicen sus compañeros de trabajo: “es un pan de bueno” que siempre está al tanto de sus amigos.
“Es una amiga incondicional, pese a su aparente ‘dureza’ tiene un corazón lleno de ternura, capaz de dejar todo cuando se compromete en una causa. Es una gran mujer, madre y amiga. La caracterizan cualidades como su férrea voluntad, orden y disciplina, lealtad, compromiso”, refieren sus compañeras.
“Quiero aprovechar este momento de reflexión, para enviar un mensaje a las actuales y futuras generaciones de colaboradores de la universidad: para estar aquí por mucho tiempo, no solo se necesita ser buen profesional, aprender cada día, asumir retos, ser eficientes, sino también ser honestos en cada acto de la vida personal y profesional, ser buenas personas”, expresa Olga Gutiérrez.
Respecto a la crisis por el COVID-19, dice: “Hoy más que nunca siento la presencia de Dios en nuestra universidad, guiando a sus autoridades a tomar buenas y generosas decisiones para con sus colaboradores. Por ello, animo a mis compañeros a ser solidarios y remar en la misma dirección, pues estamos en el mismo barco. Expreso mi agradecimiento a todas las autoridades, de ayer y de hoy, y a todas las personas que conforman esta gran familia udepina, por haber depositado su confianza en esta servidora a lo largo de estos años y porque aún lo siguen haciendo”.
Otra de sus compañeras, destaca el compromiso de Olguita con el trabajo y su gran devoción a la Virgen María, ante quien encomienda a sus compañeros, en algún trance difícil.
“Su adaptación a los nuevos tiempos es destacable. Es admirable ver cómo asume su labor con mucha lealtad y optimismo. La puntualidad y el trabajo bien hecho, siempre la han caracterizado”, precisa una de sus amigas.
¡Felicidades, Olguita, por tus Bodas de Oro en la UDEP!